Hola queridos
lectores. Perdón por mi desaparición reciente pero no me sentía muy motivado
para escribir últimamente. Ah tiraba rimas.
Bueno como
habrán notado en el título, hoy me gustaría hablar sobre sentirse incómodo. O
como algunos infradotados mentales mezcladores de Yogurísimo con Actimel decimos: Sentirse
zarpado.
Sentirse
incómodo es sin duda una de las cosas más horrendas de la vida. Es cuando,
frente a una situación extraña, no sabés
que hacer, que mirar, que decir.
Uno de los
casos más típicos, se da cuando sos chico o adolescente: Estás en la casa de
algún amigo, y este no tiene mejor idea que empezar a discutir con su madre.
Te sentís
para el orto, no sabés donde mierda meterte. Encima ellos están:
- ¡Pero
matate vieja prostibularia!
-
¡Matate
vos la concha de tu hermana que no tenés, no sé porque no te aborté como quería
tu viejo!
Y en otro
rinconcito, solo, desahuciado, sin saber qué carajo hacer, estás vos. Cómo no se
te ocurre ninguna otra forma de zafar, acudís al “Artefacto Para Cuando Nos
Sentimos Zarpados” también llamado CELULAR.
Sí, sacás el
celu y hacés de cuenta que estás haciendo algo. Aunque todos sepan que no tenés
ni mierda de crédito, el juego más divertido que te vino es el Zudoku y no lo
sabés jugar y todos los mensajes guardados
en la casilla son de tu mamá diciendo “OK”.
Algo que
puede resultar extremadamente incómodo es el sexo. Y con esto no me estoy
refiriendo a garchar adentro de un carrito de supermercado, aunque sí, sería
bastante incómodo.
Me refiero
a situaciones como por ejemplo cuando estás con tus viejos y en la tele aparecen
dos (o más) cogiendo. Es un momento de mierda. De golpe se hace un silencio y
todos los miembros de la familia empiezan a mirarse entre sí para ver que hace
el otro. Es como un concurso, el primero que se concentra mirando el garche
pierde. Entonces observás el plato de comida, y le pedís a Dios que alguien
saque algún tema de conversación ya.
También
puede darse algo parecido: Tus viejos están mirando la tele y vos estás en otro
lado, por ejemplo la compu, pero escuchás más o menos lo que pasa en el
programa. De repente, a tus oídos llega el sonido de unos gemidos. Y la empezás a flayar como un boludo. Pensás
cosas como:
¿Estarán viendo porno?
¿Será de verdad que en la tele están cogiendo o
es un partido de tenis de Rafa Nadal?
La intriga
te empieza a volver loco, querés ir a ver, pero a la vez tenés miedo de quedar
como un pajero ¿Entonces que hacés? Sí, vas como quien no quiere la cosa,
despacito, mirando para cualquier lado menos la tele, te haces el desentendido,
te servís un vaso de agua aunque no tengas un carajo de sed, mientras de fondo
siguen sonando los gemidos. Observás a tus padres con disimulo y al mismo
tiempo en que tomás un trago pensás: “A LA MIERDA, ME LA JUEGO“ y echás un
vistazo rápido con toda la ilusión de encontrar a Megan Fox en cuatro. Justo cuando
mirás cortan la escena y aparece Virginia Lago escabiando y la concha bien de
su madre!!
Otra cosa
sumamente incómoda es cuando vas en el bondi o el tren, y al lado tuyo se
sienta una parejita demasiado excitada. Esos que empiezan con besitos pero
se les termina yendo de las manos. Todo bien amigo, viva el amor, la primavera
y la puta que te pario. Pagate un telo la próxima vez. Encima vos no sabés que
carajo hacer, porque no querés mirarlos pero aparecen también en el reflejo de
la ventanilla los muy forros. Te bajás del tren en Padua y empezás a sacar
cuentas, seguro que cuando llegaron a Paso del Rey ya garcharon tres veces.
Otro
momento difícil e incómodo que todos tuvimos que enfrentar en nuestra infancia, fue en el jardín, o
primeros años de colegio: Cuando ese compañerito negrito te pedía prestado un lápiz
color “piel”.
¿QUÉ MIERDA HACÍAS? No daba preguntarle de que
tipo de piel estábamos hablando. Deberían hacer uno de esos lápices de dos
colores, uno en cada punta, rosadito de un lado y negrito del otro. Se podría llamar así: “Lápiz color piel DUO
para momentos de incertidumbre”. Vos se lo prestás y bueno, que él lo use del
lado que quiera. Sería muy útil.
Por último,
no me gustaría dejar afuera el desafortunado momento de correr un colectivo.
Especialmente si tenés puesta una mochila. Muchachos, de eso no se vuelve eh. Subís
y notás que todos esos hijos de puta te vieron correr como pelotudo. Te haces
el gil y te sentás, sabiendo que tu dignidad quedó abajo y que nunca más la
recuperarás. Muy incómodo.
Bueno, los
invito a comentar otros momentos de la vida en donde se sientan zarpados.
Si les
gustó pongan ME GUSTA, si no les gustó no pongan nada porque gracias a Dios no
existe el botón NO ME GUSTA.
RECUERDEN
QUE PARA COMENTAR NO HACE FALTA TENER CUENTA EN GOOGLE, SOLO ELIJAN LA OPCIÓN “NOMBRE/URL
“(COMPLETEN SOLO LA PARTE DEL NOMBRE) O BIEN LA OPCIÓN “ANÓNIMO”. A LOS ANÓNIMOS SE LES AGRADECE QUE DEJEN SU NOMBRE EN EL
COMENTARIO, ASÍ NO ME QUEDO CON LA INTRIGA COMO UN PELOTUDO.
TAMBIÉN
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Saludos,
sean felices.
Hernán Colman